A pesar de ser una prenda que usamos a diario, el sujetador es el gran desconocido de nuestro armario. Las tallas son para muchas un misterio indescifrable, y de los distintos modelos y formas mejor ni hablemos. Uno de los que más se reconocen es el sujetador balconette (¡no confundir con el bralette!). De hecho, el balconette es el favorito de todos los públicos y tamaños. ¿Quieres saber por qué?
El sujetador balconette es el modelo imprescindible en cualquier cajón de ropa interior que se precie. Es el modelo más femenino y más usado del mundo, desde que Marilyn Monroe lo rescatara del baúl de alguna artista y lo popularizara en los años 50. Su nombre es fiel a su función, ya que el efecto que produce este modelo es el mismo que un balcón: recoge y oculta la parte inferior pero muestra parte de lo que hay en él. También se llama demi (semi en inglés) por su cobertura de copa media, no total.
Patrón y confección
El patrón del sujetador balconette es seguramente el más reconocible: copas de corte más bien recto que no llegan a cubrir todo el pecho sino hasta unos centímetros por encima del pezón; si la copa tiene costura siempre será recta y vertical, si es copa de foam o incluso push-up, serán rectas o ligeramente abombadas en la parte superior. Los tirantes están muy separados entre sí, más cerca del brazo que de la parte central, y en muchos casos se pueden quitar.
El efecto es, precisamente, de media copa: el sujetador balconette sujeta la parte inferior del pecho, mientras que deja más suelta la parte superior. La sensación es la de llevar una bandeja, más que un sujetador. La clave es una prenda bien estructurada y con gran sujeción de la banda de la espalda y en la parte inferior: con esto se consigue apoyar y elevar el pecho, mientras se expone parte de la piel superior.
El sujetador más sexy…
El sujetador balconette es el favorito de los escotes. Y es que cualquier escote luce mejor con un balconette debajo, sobre todo si es escote pronunciado. El efecto que producen es el de realzar la forma natural del pecho. La copa cubre sólo la mitad inferior, dando sujeción “desde abajo”, lo que consigue redondear y levantar el pecho de forma uniforme.
…y el más cómodo
El sujetador balconette: sujeta. De verdad. Y además es muy cómodo. Es posible que a las “primerizas” en el universo balconette (si es que queda alguna) les cueste un pelín acostumbrarse: es otro tipo de sujeción, sobre todo cuando tienes materia que sujetar. Pero si eres una de ellas, dale una oportunidad: una vez superados los prejuicios iniciales (“no me cubre, se me ve todo, se me mueve, se me levanta más”), no te lo querrás quitar.
Para todas las mujeres
¿Y quién puede llevar un sujetador balconette? Todo el mundo. Tú, yo, todas nosotras. El sujetador balconette está diseñado para adaptarse a cualquier tipo de pecho. Si el pecho es de menor volumen, lo realzará; si el pecho es de los que da la talla, lo pondrá en su sitio aportando una gran sujeción. De hecho, es el que más favorece al volumen.
Algunos trucos para las tallas grandes más desconfiadas: hay que asegurarse de que la banda de la espalda sujete bien y de que la parte delantera entre las copas se quede en su sitio. Los tirantes pueden ser más anchos o no tan a los lados. Y el truco más eficaz: si la prenda está confeccionada con tejidos no elásticos, la sujeción se multiplica. ¿No lo vas a probar?
Datos prácticos: ¿cuándo me lo pongo?
El sujetador balconette es el modelo para escotes por excelencia, más si son pronunciados, rectos, cuadrados o corte imperio: la posición de los tirantes ayuda a despejar el escote, e incluso se pueden quitar. Pero no sólo es práctico para escotes complejos, también es muy cómodo para el día a día. De hecho, nuestra prenda favorita para combinarlo es la camisa, sea de uniforme de trabajo, de flores de colores, de reunión formal o de cena y copa.
Para combinar con cualquier prenda exterior, puedes elegir un sujetador balconette de cualquier tipo: los hay sin copa de foam y costura vertical, con copa de foam, con relleno o push-up, sin tirantes… Y variaciones de todos los anteriores, en formas, texturas, colores y adornos.
Eso sí: que sea siempre de la talla correcta, si no quieres sentir molestias desde el primer momento. Asegúrate con el medidor de talla y haz la prueba. Eso sí, ten en cuenta que siempre quedará un poco más escotado de lo normal, puede que más de lo que estés acostumbrada. Pero dale una oportunidad: cuando te acostumbras no te lo puedes quitar.
