Bañador de los 90: y yo con estos pelos
Dicen que las modas son cíclicas, que todo vuelve, que nos repetimos, que lo que triunfó en el pasado es ahora tendencia. Eso dicen, y nosotras suscribimos: vuelven los 90. Vuelven con tanta fuerza que incluso van a colarse en piscinas y playas: como el modelo Ginger, el auténtico bañador de los 90.
¿Vuelven los 90? Pues que vuelvan
Este bañador de los 90 es, en realidad, el bañador de toda la vida. Ese en el que piensas cuando alguien dice la palabra “bañador”, ese que considerarías corriente, el bañador de siempre, ese que en España utilizó invariablemente una generación entera de mujeres -aquellas que nacimos en los 80-, no sólo en la playa sino también en cualquier bar con vaqueros y chanclas.
Pero fue en los años 90 cuando se puso realmente de moda. Y no por los múltiples beneficios del propio bañador ni por su extendido uso, no. Fue gracias a nuestra queridísima Pam: ella, y la retransmisión en nuestro país de la mítica serie Los Vigilantes de la Playa, encumbraron esta sencilla prenda al olimpo de la moda.
El recuerdo de esos veranos nos produce emoción y ternura, y la visión de esos trajes de baño nos transporta directamente a esos veranos de calma y calor. Nos han dicho que vuelven los 90, y nosotras hemos contestado: ¡pues que vuelvan!
Menos es más
Es el bañador clásico, el que no tiene nada: ni costuras por en medio, ni copa, ni aros, ni cruces mágicos, ni trucos. Es tan simple que dentro del gremio de los talleres se le suele llamar el bañador “camisetero”, porque el patrón y la confección se parecen mucho a los de una camiseta. Las únicas variantes que permite este modelo es bajar más o menos la espalda (cuanto má baja, más años 90), o subir más o menos la pierna (cuanto más subida hacia la cintura, más años 80).
El bañador Ginger es un modelo natural, divertido y de rayas, que acompaña al cuerpo que lo luce y resalta sus mejores virtudes (y si no, que se lo pregunten a Pam). Es un patrón sencillo, de tirante ancho, espalda baja hasta la cintura y pierna en su sitio.
Eso sí, es un clásico renovado: no sólo tiene divertidas rayas verticales en blanco y negro, sino que le hemos añadido un forro entero por dentro para que siente mejor y no transparente cuando esté mojado o al sol. ¡Lo que hubiéramos dado en los 90 por un forro!
Para ti, para mi, para todas
Un dato curioso del bañador de los 90 es que es de talla universal y, sorprendentemente, sienta igual de bien (o igual de mal) a quien lo lleva. Es un hecho. En las playas españolas hemos visto durante años lucir este modelo a altas y a bajas, a delgadas y a gordas, a pechugonas y a planas, a rubias y a morenas, a jóvenes y a mayores, a madres y a hijas, e incluso a abuelas. Y todas han sobrevivido aceptablemente al intento. Y es que esa es la magia del bañador de los 90: es para ti, para mi, para todas.
Como ella, Ginger Rogers
Un bañador de los 90 inspirado en una actriz de los 40. Nada tiene de raro, el glamour de Hollywood y las mujeres con el espíritu de aquellas actrices tampoco pasarán nunca de moda.
El bañador Ginger es divertido, natural y con estilo, y sólo podía estar inspirado en la fantástica Ginger Rogers. En sus 62 años de carrera hizo un total de 73 películas, y será especialmente recordada no sólo por el Óscar a la Mejor Actriz que ganó en 1940 por Espejismo de Amor de Sam Wood, sino por sus papeles junto a un maravilloso Fred Astaire en una serie de películas musicales que revolucionaron el concepto del musical moderno. Así lo describió Katharine Hepburn: «Ella da la sensualidad, él, la clase«.
Ginger era una talentosa actriz con una gran capacidad interpretativa para la comedia y el baile. De hecho, gracias a un baile de charlestón se unió a un teatro de variedades y emprendió su primera gira por Estados Unidos. Tenía 15 años.
Nosotras la preferimos entre las demás por esa belleza natural y radiante, esa mirada inteligente y ese don innato de arrancar una sonrisa a cualquiera que la observe. Preferimos sus películas Sombrero de copa (Top Hat, de Mark Sandrich, 1935), Damas del Teatro (Stage Door, Gregory La Cava, 1937), El Mayor y la Menor (The Major and the Minor, debut en Hollywood de Billy Wilder, 1942) y Me Siento Rejuvenecer (Monkey Business, Howard Hawks, 1952).
Preferimos recordarla bailando, como en este gran número de Ginger y Fred en Roberta, que empieza con la divertidísima “I’ll be hard to handle”: